Guille fue un amigo que conocí gracias a Gigantes Gentiles. A partir de amigos comunes y de algunas charlas previas llegamos a grabar una entrevista para el programa 18 de Gigantes, y desde entonces coincidimos en recitales, reuniones de amigos y encuentros varios.
Nunca voy a olvidar su entusiasmo, su hombría de bien y su amabilidad. Cada vez que nos cruzábamos repetía su fórmula cálida del aliento hacia el programa, en palabras dichas con su sonrisa enorme: "¡Bien, loco! ¡Dale! ¡Adelante!".
Pocos como él para enganchar a la gente para hacer cosas, a puro entusiasmo.
Noticia dolorosa, sorpresiva, dura. Cómo voy a extrañar nuestras charlas...
Nos queda su música.
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