domingo, 18 de mayo de 2008

Un hermoso relato de amigos y encuentros

Salió hoy en la sección "Zona franca" del suplemento "Viajes" de Clarín:

La travesía
(Juan Bedoian)

Quiero contarles de una travesía muy especial. Con los escritores Manuel Vicent, Juan Cruz y el colega Ricardo Kirschbaum hemos viajado por mares remotos, por sabores desconocidos, por la vida de grandes hombres que ya no están, y confieso que fue una vivencia deliciosa. Durante ese viaje, todo el azul del Mediterráneo estaba en los ojos de Vicent, que tiene la mirada de un hombre que ha visto demasiadas cosas en un solo mundo y sin embargo es capaz -aún- de contarlas. Durante ese viaje sin límites, transparente, nunca el fervor se fue de sus palabras, ya que éstas tenían una calidad luminosa que parecía venir de tiempos remotos. Juan Cruz nos acompañó con esa curiosidad que jamás lo abandonará y con esa mirada astutamente inocente que se maravilla todavía ante la milagrosa realidad física de todas las cosas. Cruz viaja -habla-como si el mundo estuviese por crearse en ese momento.

En esa extraña travesía, compartimos el sabor del aceite virgen de Artana vertido sobre una rebanada de pan de hogaza que nos hizo probar Vicent, y el perfume del tocino que "a veces pueden mostrarte el rostro de Dios". No había desolación en su eterno rostro de niño cuando Cruz nos llevó a Tenerife, donde nació, nos hizo conocer a su padre, admirablemente retratado en su novela "Ojalá Octubre", y nos habló de bellos atardeceres como el de Montevideo.

Y luego todos fuimos a México, y nos reímos un poco de la ninguneada que le ofrendaron al gran García Márquez en un restaurante: todos saludaban con exclamaciones la maravillosa comida que había elaborado el cocinero vasco José Arzak sin reparar en la presencia de Gabo, sentado a la misma mesa. Fue un hermoso viaje en que todos saltamos del presente al pasado y viceversa, todos exploramos suelos antiguos -donde a veces está escondida la verdadera modernidad-, y todos sentimos que en esa travesía la luz se agitaba a nuestro alrededor.

Qué relevancia tiene que ese viaje haya sido alrededor de una mesa, en el restaurante Iñaki, hace poco, en Buenos Aires. Allí no hubo noches ni días ni distancias reales. Pero qué cuernos importa eso.

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