sábado, 5 de junio de 2010

La matemática de Danae

La de anoche fue una velada de lujo en Costumbres Argentinas, lugar menos que apto para escuchar la buena música que proponían las dos bandas, Fruta Groove y Danae. Pero esa dificultad fue notablemente sorteada por los músicos con profesionalismo y entrega.

Primeramente, unas palabras para la cara visible del evento, el amigo Guille Moreno. El músico dejó lugar por una noche al cálido anfitrión de este evento, que fué organizado por las bandas con el auspicio de la Asociación Civil Amigarte. Personalmente estuve muy cómodo y feliz de haber estado allí.

Un par de frutas poderosas

Abrió Fruta Groove, el power trío de "los herederos Danae" Nabil Schegtel en batería y Mateo Torres en bajo, más la viola de Gaspar Scuizatto y la voz del cantante invitado Ramiro Benetti. Sonaron muy ajustados, visiblemente entusiasmados con el desafío, y destilaron energía por los poros. La propuesta del trío es por demás interesante. Combinan estilos y formatos con eficiencia y técnica. El tandem bajo-batería se mostró solidísimo, muy ajustado y compacto, elaborando una base firme para el desempeño de la guitarra, que si bien tuvo varios problemas de sonido, cumplió.

 Los matemáticos de Danae en acción

Luego le tocó el turno a Danae, banda integrada por Pablo López, Marcelo López, Willi Torres y Sergio Schegtel. Si esperan que sea objetivo, dudo que pueda cumplir: tengo especial debilidad por estos tipos... Pero bueno, ahí voy: presentaron un set vibrante, con varios de los temas más elaborados de la banda y algún estreno. Sonaron muy bien; cada uno destacandose en su instrumento y derribando a fuerza de sutilezas y energía aquella teoría que dice que en un lugar así deberían resultar en una bola de sonido. Por el contrario, se los escuchó bien y claro a cada uno. Los cuatro tocaron como si estuvieran en el Shea Stadium y no en The Cavern, si me permiten la ilustración. Bien por Danae.

Me sucede algo curioso cuando veo a Danae en vivo, y se los dije. Me siento como frente a un problema matemático que tengo que resolver, y entonces me obligan a escuchar con atención, mirar a cada uno, ver que hacen, buscar entender el enunciado y hacer cálculos para llegar al resultado, y eso me parece fantástico. Disfrutar también con la cabeza.

Que bueno que haya tanto progresivo sonando en la ciudad. Primero, La Gota y Láquesis en el Arteón, ahora Danae y en breve el ProgreRock. Larga vida al prog rosarino.

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